De vuelta a la ciudad de la lujuria. [Libre]

Johann miró la fachada del bar y al instante una papel donde tenía apuntado el nombre del sitio y la dirección. Parecía que había dado con el lugar correcto.

Se acercó a la puerta y la abrió con cuidado, mirando el interior del local con una ceja alzada. Mucho ruido y mucha gente, dos de las cosas que más le irritaban, pero el dinero era el dinero. Lo que le había dejado su padre antes de irse no iba a durar para siempre.

Pasó entre los grupos de gente, apartándoles con poco cuidado para llegar hasta la puerta de la oficina donde había visto entrar a una mujer con aspecto de ser la jefa, altiva, fría y sin ningún respeto por sus inferiores.

Soltó un largo suspiro, se peinó con los dedos y llamó a la puerta con los nudillos, a la espera de que la mujer saliera o le diese permiso para entrar. Educación ante todo.

Johann le lanzó al hombre una mirada penetrante, con una expresión tan seria que bien parecería que estaba enfadado. Retiró sus ojos de él para recorrer la oficina en un vistazo rápido y fijarlos en la mujer. No le hizo falta olfatear el aire para darse cuenta de que era una vampiresa.

A él le daba igual la raza a la que perteneciese mientras pagase bien, que era la razón por la que estaba allí.

Se aclaró la voz con suavidad y entró en la oficina con paso seguro, sin apartar la mirada de los ojos de la vampiresa. Le tendió una mano que no titubeaba para que la estrechara y le contestó sin cambiar en nada su expresión.

-Yo también muerdo, espero que no le importe.-Dijo a modo de broma, justo antes de presentarse.-Soy Johann Green. He venido por el trabajo de cocinero.-Explicó con brevedad, ya que no era muy dado a las grandes explicaciones.

Lucian me trajo de “Vacaciones” a Venecia pero como era de esperarse, me boto con una cuantiosa suma de dinero (Que en realidad desconozco su procedencia), dejándome a mi suerte, si algún día moría en manos de alguien completamente desalmado todo sería culpa de mi sire quien me abandona sin mas remordimiento.

Algo atontada por el coraje de siempre vague sin rumbo y sin admirar absolutamente nada del lugar, era la millonésima vez que visitaba ese país, durante la década de los 60`s ya había estado en ese lugar y siglos atrás igualmente, podría decirse que conozco su historia tanto como mi vida, aunque en realidad de mi vida solo se una parte y aun me falta por descubrir los enigmas que acontecieron antes de mi metamorfosis.

Un lugar que siempre me llamo la atención pero que nunca había tenido el gusto de conocer era aquel bar llamado “Une femme mystique” No tenía que hacer mas que esperar el llamado de Lucian para ir a su encuentro posteriormente de haber terminado sus asuntos, me arme del valor suficiente y entre al lugar, un bullicio se hizo presente y el olor a diferentes razas se mezclo por todo el lugar, el ambiente era un tanto “Alegre” para mi pero no me importo, estaba en busca de distracciones, de algo verdaderamente fuera de lo ordinario…

Me acerque hasta la barra y pedí una copa de con el mejor vino de la casa y así me puse a indagar en aquel lugar…

Johann se sentó donde la vampiresa le indicaba y entrelazó los dedos sobre su regazo en una postura calmada y cómoda, sin rastro de nervios o temor. Sabía que podía ser peligroso trabajar con una vampiresa que tenía fama de estar falta de paciencia con sus trabajadores, pero él no pensaba darle importancia a algo así.

-Bien, Léa. Me interesa hacer el turno de mañana y librar el domingo.-Dijo con una expresión seria que pocas veces cambiaba.-En cuanto a la forma de pago, prefiero que sea en efectivo para ahorrarme todos los trámites para cobrar el cheque.-Informó asintiendo ligeramente con la cabeza.

Aunque no lo pareciera, Johann se había sorprendido al escuchar la cantidad que iba a cobrar. Era mucho dinero para un adolescente que vivía solo y con los gastos justos, por lo que pensaba esforzarse lo que hiciese falta para conservar el trabajo.

Estaba en aquel lugar "haciendo negocios", habia llevado hasta aquel lugar, mis vinos, de los mejores que habia alrededor del mundo deberia de admitir...

Pero tuve ganas de divertirme un poco asi es que me meti a aquel lugar, reconoci el aroma de una muy buena amiga... Ishtar, habian varios aromas, pero el que a mi me interesaba era aquel, el de mi amiga asi que me acerque hacia ella en un movimiento agil y rapido...

Le susurre al oido-Hola Ishtar, es un gusto verte otra vez, pero ahora por estos rumbos-Sonrei ampliamente-¿Divirtiendote?-Y señale su bebida, y con un movimiento le pedia al camarero uno de is preciados vinos, uno de los que habia vendido a este establecimiento.

Entrada en ambiente y con un poco de alucinógenos en mi cabeza, me comportaba como una adolescente ebria o drogada y comencé a danzar en mi asiento, pero me congele al escuchar en mi oído gélidas palabras combinadas con un aroma perfectamente embriagador que conocía ala perfección, sonreí satisfactoriamente con la mitad de los labios y me volví para saludar a Beldandi quien ya se encontraba pidiendo un trago para acompañarme.

- En realidad no… Me hacías falta tú corazón… - Con picardía le guiñe el ojo y le di un trago a mi copa, el ambiente ahora estaba mas cómodo, solo hacía falta algo para culminar lo que prometía ser una velada fabulosa… “Humanos”

Sonrei al escucharla, me agradaba habermela encontrado ahi, de hecho me agradaba encontrarmela en cualquier parte, la verdad es que Ishtar me agradaba de cualquier forma, habia cautivado mi ser desde la primera vez que la vi...

Una exceleente vampiresa de absoluta belleza.

-Gracias-Hice mi cara como si hubiese tenido pena o estviera apenada, la verdad es que me agradaba demasiado que ella hiciera mencion en esas cosas.

-Te he extrañado-Le dije con mi cara de ternura, llena de picardia con un toque de seduccion, sonrei ampliamente.

Con ella ahi, sabia que la diversion apenas estaba por comenzar, y dado que aquel bar apenas abria sus puertas me limite a esperar finguiendo degustar aquel de mis vinos, ya que mi paladar no gozaba de ningun sabor que no fuera el dulce de la sangre humana.