*Cominezo* [Libre]

Mis inescrutables pensamientos se enmarañaban entre sombríos recuerdos de todo aquello que no pudo ser... ¡Maldición! Me lamentaba entre diferentes alaridos que más que estruendos sonaban como cánticos de sirenas perdidas en el pasado de las mitologías antiguas.
Me estaba cansando de vagar sola por completo en lo ancho del mundo, admiraba la noche como ninguna otra criatura y la Luna ¿Quien puede amarle mas, si no yo? Pero no todo era felicidad en mi no vida, las atesoradas ilusiones que mi perturbada imaginación creaba aun incluían a Ezequiel... Unas describían con lujo de detalles las incansables batallas que pudiese ocasionar nuestro luctuoso encuentro, sin embargo, algunas me hacían cómplice de un sepulcral amor que me condeno a vagar en esta tierra eternamente buscándolo tan solo a él, único amor de mi vida por que a las alturas en las que me encontraba la carencia de amistades me convertía en un solitario cadáver atrapado en un cuerpo viviente.

Los años pasaban sin mas escrúpulos para mi, siglos se acumularon en mis ojos y en mi cabello llenando mi mente de la experiencia suficiente como para poder sobrevivir sin problemas pero el vacío de mi interior no se saciaba ni con la mas extensa línea de sangre.

Lucian: Tu trabajo ahora en adelante será no ser vista por los humanos, por lo demás no te preocupes yo estaré aquí para protegerte...

Siempre velaba mis sueños y cuando mas necesitaba de el algún consejo me lo otorgaba con una enseñanza muy digna de el, pero cuando salía por periodos largos de viaje lo extrañaba a morir me aferre tanto a el que sin su presencia no podría sobrevivir era co-dependiente de mi Sire.

Escudriñada entre lo profundo de un bosque suspirando con las estrellas mi melancolía, removiendo conciencia entre mis pensamientos me encontraba desvastada no seria un buen momento para toparse con algún enemigo pues bajo la influencia de mis emociones perdería la batalla...
Intente agudizar mis sentidos al grado de comprender el silencio de la noche, escuchando cada una de las melodías compuestas por los animales nocturnos acompañadas con el toque infinito del viento entrecortado con las ramas de los árboles que pintaban un panorama de una enigmática belleza, camine y camine sin percatarme de a donde llegaba o donde me encontraba, eso por el momento no tenia importancia pues en caso de un peligro existente mi Héroe me salvaría o eso pasaba por mi mente aquella noche.

Pero aquella reconfortante sinfonía de la oscuridad se remonto a solo estruendo cuando una voz calida y de tristeza llego a mi, alguien estaba cerca por el eco de su voz en mi cabeza seguramente una mujer. Me acerque tan cautelosa como siempre y allí fue que la observe, una silueta perfecta y de una hermosura tan magnificente que solo podría significar una cosa...

- ¡Buenas noches! - Dije con un hilo voz aterciopelada y cautivadora como era de esperarse en una criatura como yo. Me postre ante su presencia sonriendo para demostrar que mis intenciones no eran dañar a nadie.

La silueta de aquella mujer me dejo saber en claro que se trataba de una vampiresa al igual que yo, su complexión delgada y perfecta, mirada clara y penetrante, cabello oscuro y lacio representaban a una diosa como ninguna otra.
Sus modales y acciones fueron de lo mas sutil posibles, recibió mi aparición sin ningún problema y eso me agradaba. Pero algo irrumpió en mis movimientos que me quede a la mitad de un paso cuando un aroma extraño se hizo presente, con la experiencia que arrastraba por los años inmundos que eh vivido supe reconocer la especie, un hibrido… algo muy singular, diferente y poco conocido Lycan-Vampiro, al poco rato de sentirlo salto desde los arbustos su silueta, se trataba de un joven de aparentes 17 años a quien ella conocía. Lo que llamó por completo mi atención fue escuchar de los labios de aquel joven la palabra “Mamá” ¿Es que todos tenían familia? Cada nueva persona conocida para mi resultaba tener familia, alguien que los espere en casa con la preocupación en el rostro y la angustia marcando los eternos segundos en los que no se esta cerca de aquella persona. Respire profundo en un absurdo intento de recuperarme ante la noticia, las cosas se dificultaban para mi, quería salir corriendo del lugar era una lastima no poder llorar como los humanos, ¿Cómo desahogarte si no puedes hacerlo? La condena que los vampiros deben sufrir si les toca una vida como la mía es inimaginable para muchos e in entendible para todos.

La joven madre despidió a su hijo con una caricia muy representativa de afecto, para posteriormente disculparse por la interrupción comentando que no estaban felizmente por el momento para ello arroje un leve suspiro con una sonrisa de aliento, pues no era la única con problemas… ¡Que egoísta de mi parte pensar en que si! Pensé para mis adentros mientras me encogía de hombros. Como si se tratara de una indirecta clavo una estaca en mi corazón al mencionar que su problema tenía nombre y apellido dando como punto final el termino dramático de cualquier novela “El padre de mi hijo” Sonreí con elocuencia y un poco de ironía ¿Quién iba a imaginarlo? Ambas nos encontrábamos en la encrucijada ilusión de un amor en el pasado.

- Despreocúpese, para estas alturas la familia es lo mas importante… - Mencioné con seguridad y una voz fuerte y corrida. – Mi nombre es Ishtar y es un placer estar ante vuestra presencia. – Extendí la mano para otorgar un saludo cordial y una sonrisa de amabilidad.
- La verdad es que tiene razón el problema radica en que mi tormento al igual que el suyo posee nombre… - Me quede en silencio por unos instantes apartando la mirada de ella para observar fijamente a la nada. – Pero… Solo nos queda sobrevivir ¿No? – Entrecerré los y la observe por determinando tiempo para terminar con una sonrisa fingida llena de nostalgia.

Sentí como un mar de emociones me revolvía la cabeza pero no podía dejar que se presentara externamente “No dejes que se te vea derrumbar” Las palabras de mi sire siempre resonaban en mi cabeza como tintineos de campanas. Cada que deseaba hacer algún tipo de locura, cometer un arrebato, ser libertina… Sus palabras llegaban hasta mis oídos limitándome solo a escucharlo sin hablar con el para no parecer un poco loca, después de todo eso solo se encontraba en mi cabeza Lucian hacía tiempo que no paseaba cerca de mí ¡Padre desnaturalizado! Pensé para mis adentros, la hermosa vampiresa hablo de tutearnos.

- Jajajaja – Me fue completamente inevitable carcajear al escuchar que se sentía vieja cuando le llamaban de usted, era algo ilógico. - ¿Vieja? No aparentas mas de 25 años, eso no es ser vieja… - Hice una pausa mientras me componía por la risa. – Pero si preguntas mi verdadera edad… - Hice una cara de terror, el solo hecho de pensar que eh vivido mas de medio milenio me aterraba, si no fuera por lo eterno del vampirismo, seguro que estaría mas arrugada que la piel de un elefante. Me encogí de hombros al hacer un recordatorio de mis acciones. – Perdona si te ofendí con la burla pero no era para ti, si no para mi misma… y no te preocupes no me molesta en lo mas mínimo. -Las facciones de Romina eran tan perfectas que me quede observándola allí inmersa en la oscuridad, para ser madre de un hijo conservaba su belleza una cierta ventaja vampirica, me quede en completo silencio tras escuchar sus palabras de sobrevivencia, la verdad es que yo no estaba segura si lo lograría o no, había pasado tanto tiempo pero aun no olvidaba nada…

- En realidad huyo de un pasado algo estúpido… - Dije mientras mi rostro expresaba desilusión, pero cambié rápidamente a algo un poco mas divertido no deseaba atormentar a una hija de la noche con mis insanos recuerdos. – Y busco a mi sire… siempre se me esta escapando. – Hice un pequeño berrinche con diversión al compás de un puchero, tratando de que aquella vampiresa sonriera con migo para olvidar un rato nuestras penas y tratar de ser feliz palabra que por varios días pierde significado.

La lógica de Romina hacia que mis cálculos matemáticos fallaran sin remedio alguno, me dio un poco de satisfacción robarle aquella risita que se escapo de sus labios, puesto que la primera impresión que tuve fue ver un anima vagante sin encontrar la luz, pero ahora sabía que existía un hilo de resplandor detrás de aquella fachada de agonía después de todo eso era lo que yo deseaba olvidar… Tan solo olvidar algo que por ende no se puede arrancar tan fácil de la cabeza, la cruz que llevaba a mis espaldas crecí impidiéndome ver el mundo exterior, la corona de espinas sangraba mi corazón a tal punto de olvidar las maravillas que un vampiro puede observar sin miedo a nada.

- Ya me resigné a no encontrarlo por esta ocasión. – Respondí con un toque de desesperanza en mi voz pues era la verdad, esta vez si que se fue lejos y ahora debía buscar un sitió apropiado para cuando llegara el amanecer.

- No es, de lo mas agradable que digamos, siempre te dicen que hacer, donde estar… ¡Te dan ordenes! – Rodee mis ojos entrecruzando los brazos a la altura de mi cintura.

– O por lo menos eso es lo que hace Lucian. – Resople los labios a modo de enfado, me quede observándola fijamente analizando sus últimas palabras.

- Las cosas siempre pasan por alguna razón inexplicable… Dudo que fuese un error tu conversión tan solo observa lo que posees… ¡Una familia! Quizá pequeña o demasiado grande pero es tu familia… Si yo te fuese sincera, no se lo que se siente tener una familia. – Baje la mirada, no pude contenerme, la tristeza salió desde lo mas recóndito de mi corazón (¿Aun poseía uno? ¡Que ironía!).

Ella pareció entender mis palabras de consuelo o mejor dicho de aliento que le otorgué, al principio su mirada fue un poco seca y faltante de brillo pero en cuanto hizo mención de su familia pude notar como el resplandor regresaba a sus pupilas haciendo que sus ojos se iluminaran por completo regresando a ella la nitidez con la que quizá se veía normalmente cuando no estaba agobiada por los recuerdos que le atraía su pasado.

Me informo de la situación en la que estaba no pude comprenderlo por completo pero conforme pasaron los segundos caí en la cuenta de que aun lo amaba puesto que después arrojo un suspiro que dejaba ver la nostalgia con la que se embriagaba cada que mencionaba su nombre, el nombre de aquel hombre que le dio por herencia un hermoso hijo digno de admiración por las palabras que le dijo a su madre en mi presencia.

La curiosidad se hizo presente al peguntarme algo que removió en mi varios sentimientos contradictorios a la vez que no logre distinguir pero podría jurar que era una mezcla de amor, tristeza, rabia, odio y algo no muy convencido de frustración.

- La verdad es… Que hace tiempo trate de formar parte de algo, los recuerdos son muy vagos y ni siquiera conozco el verdadero inicio de todo pero, te aseguro que en aquel tiempo ame como nunca lo había hecho… - La historia no era muy prometedora mas si se alargaba deseaba estar cómoda así que me senté en un tronco que se encontraba a mi lado reposando sobre la pantanosa tierra.

- Pero todo aquello quedo en el pasado enterrado por un sentimiento de ira en contra de aquel quien robo mis ilusiones tan solo por conceder al infierno una alma como la mía… - Claramente las palabras que mencioné allí tenían un doble sentido por una parte estaba la forma metafórica de la traición de Ezequiel y por otro lo que literalmente representaba al ser un demonio de su calaña.

- Y no te preocupes, no puedo disgustarme tan simple… - Sonreí al termino de mi frase esperando a que ella captara el silencio que aguardaron mis labios después de confesar el engaño que sufrió mi corazón.

Pese a que tenía la mirada sumida dentro de mi misma, sabía ala perfección que Romina me observaba con cautela y me distraje tanto en mis pensares que me tomo por completa sorpresa que el hijo de esa mujer de impresionante belleza me hablara de entre los arbustos.

Musito palabras de aliento para mi, cosa que me dejo casi petrificada ¿Cómo es que un niño tiene mas sabiduría que yo? Lo observe fijamente en estado de shock por las palabras tan grandes que utilizaba para dirigirse a mi, me dejo completamente impresionada la madurez con la que actuaba, el joven híbrido se acerco a mi y en el oído dijo unas palabras que resonaron en el eco de mi cabeza haciendo que me fijara mas en la mirada de Romina quien yacía igual de perpleja que yo.

Su mirada estaba devastada e incluso aun para los no vivos el brillo en nuestros ojos podía verse através de la oscuridad pero los de ella perdieron su encanto, “No vuelva su mirada como la de mi madre” ¿Qué sentido tenía eso? Podría jurar que mis ojos ya estaba así o peor, quizá enloquecidos por el sentimiento de venganza pero una mirada perfecta y llena de vida jamás.

Sonreí para mis adentros, un niño prácticamente un niño me estaba dando un consejo que la mayoría nadie ofrece, ¡El mundo a cambiado! Me dije a mi misma encontrando una explicación lógica para aquello pero en realidad no lo tenía… Escuche con detenimiento las palabras que Romina menciono después de las de su hijo, sonreí con alivio…

- Ya tengo con quien compartir la eternidad… pero no de ese modo… - Musite al recordar como fue que Lucian me salvo de aquella trágica noche.

Al poco rato escuche un ofrecimiento a quedarme en su casa ¡Sería una molestia! Pensé mientras trataba de asimilar todas las impresiones de aquella noche. Sacudí la cabeza un par de veces hasta colocar en orden mis sentimientos, me era sumamente fácil regresar a ser la Ishtar de siempre con el solo hecho de recordar que deseaba vengarme de Ezequiel y las mí y unas formas de hacerlo agonizar.

Me puse de pie en un santiamén dejando ver que mi racha de niña triste había sido superada y en su lugar salió a flote la divertida Ishtar de siempre.

- No quiero ser una molestia. – Dije con un tono de voz mas relajado. – Ya buscare alguna cueva por aquí. – Una sonrisa se escapo de mis labios al recordar la primera noche que pase como vampiro lampareado y estúpido.

Después de eso me dedique a sonreír para no permitir que la tristeza me embriagara nuevamente, tampoco podía dejar que si ella necesitaba un poco de ayuda se derrumbara un pilar que podría representar mi presencia allí junto a ella.

De verdad no deseaba ser algún tipo de molestia para esa joven vampiresa y su hijo, el cual parecía tener una madurez mejor que la mía y eso ya decía mucho de el, analicé mis opciones en un lapso de tiempo remotamente corto y me deje llevar por las palabras que secundaron la invitación al hogar de ambos.

Romina me aseguro que no seria una molestia, sin embargo, no estaba completamente segura de que yo me sintiera de la misma forma con calidas personas que acaba de conocer ¡Al carajo! Me regaño la conciencia mientras ordenaba las ideas... "Ya basta de hacerte la mártir... Aprovecha esta oportunidad" ¿Acaso me estaba volviendo loca? Tenía siglos que no escuchaba esa voz en mi cabeza, siempre me daba consejos anterior mente pero un día simplemente desapareció y ahora viene a mi diciendo completamente todo lo contrario a lo que estaba pensando yo misma.

Me quede boquiabierta escrudiñando en lo mas profundo de mi ser la probabilidad de que me hubiese vuelto demente por completo, pero no lo logre... Tan solo musito eso y se retiro nuevamente sin dejar una pista de quien se trataba.

Escuche con detenimiento las palabras enunciadas por Romina que me amenazaron al final, mas que una amenaza era su forma de decir que no me negara a lo que ellos me estaban ofreciendo, un lugar cómodo donde pasar el día que me esperaba y por supuesto sin estar sola...

Tarde un minuto en caer en la cuenta cual fue la intención por la que Tristán me invito a su casa pero pasados los minutos y ver como se expresaba con la mirada me di cuenta de que seguramente el deseaba compañía para su madre o incluso para el mismo... Sonreí con calma.

- Esta bien, por esta ocasión ustedes ganan... Pero solo si prometen que un día irán de visita a mi hogar. - Guiñe un ojo a ambos dejando ver que mi alegría resurgió desde lo mas recóndito de mi, quizá podría proporcionarle un poco de mi locura a Romina y animarla para ver un brillo en sus ojos que seguramente la haría verse mas hermosa de lo que ya es.

Sin poder siquiera reaccionar ya sostenía entre mis brazos al joven Tristán quien agradeció de corazón el que yo aceptara tan fácil y sin poner mas peros, me quede petrificada puesto que llevo siglos sin tener contacto físico con otro ser que no sea mi Sire, pero a él lo dejamos por otro lado ya que no es lo mismo, Lucian se limita a solo entablar conversaciones con migo y enseñarme todo lo que el ah aprendido durante su larga existencia y por mas que me esfuerce por alcanzarle me resulta imposible.

Después de meditar el acto acogí entre mis brazos al híbrido asentando con la cabeza un par de veces que estaba de acuerdo con el en por lo menos intentar regresar un brillo a los ojos de su madre, después de todo yo también necesitaba compañía.

Romina mostró el camino por el cual debería acudir y así llegar hasta su hogar, el apuesto Tristán observaba la situación con euforia y alegría y eso me contagió, en parte fue aquello lo que me regreso a la realidad después de haberme sumergido en los recuerdos de Ezequiel.

- De acuerdo, Yo los sigo… - Dije con una sonrisa que esta vez se extendió por todo mi rostro mas allá de lo inverosímil.

Di unos pasos hacía el camino por el cual se me había indicado acudir y poco después deje que Romina o el mismo Tristán se me adelantaran para seguirlos por que si yo pasaba por delante seguro que me perdería en aquel lugar.

Comencé a caminar por detrás de ellos y observe a Tristán quien parecía danzarían por probablemente la felicidad que se encerraba dentro de él pero ¿A que se debe tanta emoción? Me preguntaba una y otra vez tratando de encontrar sola esa respuesta pero al parecer necesitaría más información de la ya obtenida.

Romina que al parecer escucho mis pensamientos respondió ¿Le agradé? ¿Qué niño es él? Por lo regular soy antipática y las personas no se relacionan bien con migo peor esta noche todo cambió, me estaba comportando de una forma sutil y diplomática algo que suelo hacer antes de matar (De vez en cuando). Fue un completo halago escuchar algo así de mi persona que lo único que pude hacer fue arrojar una sonrisa seguida por un encogimiento de hombros.

- Y a mi los dos. – Dije después de tranquilizar la impresión que sus palabras ocasionaron en mi gélido cuerpo.

Tras varios minutos de camino al fin se pudo ver al final de la vereda un pequeño jardín que conllevaba a una casa que desde el exterior prometió ser un gran hogar. Tristán mostró sus dotes de galanura cosa que me dejo perpleja por un instante me recordó a mi viejo Sire quien siempre actúa de esa forma frente a mí cuando hay doncellas de belleza admirable, una acción sin importancia pero que para el por lo visto decía mucho de si mismo.

Asentí con la cabeza una vez al escuchar “Estas en tu casa” Sería la primera vez tras 600 años de vagar por el mundo que entro a una casa ajena a la mía y esperaba hacerlo bien, no deseaba las malas impresiones que me suelen perseguir como cuando me encuentro con Lucian que desaprueba por completo mi comportamiento de no-Lady siendo el todo un Lord.

- Gracias de verdad muchísimas gracias… - Sonreí a ambos para adentrarme en el cálido hogar de mis nuevos “Amigos” Esa palabra me encantaba y ahora comenzaba a tener un significado.

Al entrar a la casa observe con detenimiento la estructura, vaya que si el jardín me resultaba comprometedor jamás pensé que en medio de un bosque una casa con semejante diseño pudiera estacionarse y menos con las comodidades que aquella mansión poseía. El estante relucía paredes en tonos blanquecinos, una verdadera adquisición, me quede boquiabierta al ver como es que la modernización encaja con un muy excelente gusto en lo más recóndito de los bosques.

Estando dentro de la casa la felicidad de Tristán radiaba por todas partes y el desconcierto de Romina se veía en la expresión de su rostro… Probablemente el no actúa así muy a menudo… La única razón que me venía a la mente en ese estado, el chico expreso su alegría para posteriormente despedirse y subir a lo que sería una segunda planta. Romina esbozo un comentario de estupefacción ante las acciones que su hijo hacía para con nosotras ¿Acaso es solo por mi presencia? Otra pregunta que evidentemente yo misma no puedo responder y mucho menos me justa hacer hipótesis por lo que solo me quedo con las dudas allí marcadas en la mente esperando el día en que puedan ser resueltas.

Caminé al lado de Romina para pasar a lo que sería la sala lo que fue otro golpe sin previo aviso a la magnificencia del decorador, las paredes esta vez sostenían detalles en roca dándole un toque rustico (Algo que me fascina). La ventilación, la iluminación todo estaba perfectamente ubicado en su lugar, haciendo de esa sala un lugar acogedor donde mi persona se sentiría como en su casa.

Me senté a ver la señal de Romina, me encogí de hombros al saberme como la primer invitada a su hogar, al parecer poseíamos eso en común pues la casa Valentine siempre ha estado desolada y según las leyendas urbanas de la ciudad, es una residencia embrujada.

- Entonces es todo un honor para mí ser la primera… - Sonreí con sutileza sin querer ofender a mi anfitriona. – Tu hijo es en verdad sorprendente y mas aún tú… que supongo que fue de ti quien aprendió todo eso… - Mi tono de voz fue de incredulidad y halagador hacía ella.

Ella sintió claramente que mis palabras fueron de asombro y coincidió con migo al expresar que su hijo era galante, caballeroso, gentil y muy apuesto… Pero como no soy adivina mi hipótesis fallo por lo cual me sentí muy mal a prejuzgar con anterioridad pero ya estaba hecho y el tiempo no se detiene.

Algo en lo que si soy muy buena es en notar cuando una persona necesita confiar en alguien lo que mas le atemoriza, lo que mas daño le causa, lo que mas entristece su alma por razones lógicas siempre me doy cuenta y esta vez no me fue la excepción, identifique que ella necesitaba desahogar su corazón, sacar de su cabeza todas aquellas palabras que no le puede expresar a su hijo tan solo por no desear verlo sufrir o con una mirada llena de indignación.

No es que sea psicóloga o algo por el estilo pero estaba completamente segura de que a Romina le ayudaría muchísimo hablar con alguien acerca de lo que borro el brillo de su mirar, repentinamente cambió el tema de conversación, quizá para hacerme hablar o probablemente por que se sintió incomoda contarle su vida a un verdadero extraño y solo por cordialidad respondí sus preguntas pero sin olvidar que podía ayudarle con eso.

- Si, tienes razón… No soy de este lugar. – Sonreí y rodee los ojos al tratar de acordarme donde fue que nací siendo humana.

- Creo que soy de alguna región de Europa… - Mi voz se dejo ver dudosa de si misma al tiempo que la mirada se mantenía ausente.

- Y de cierto modo lo soy, por que mi hogar esta en Alemanía… Pero si te refieres a donde fui concebida… pues… - Negué con la cabeza y me encorve de hombros.

No recordaba absolutamente nada antes de conocer a Ezequiel, después de él estaban los ya conocidos países por los que mi cuerpo anduvo de vacaciones junto a mi creador, aún me encontraba de lugar en lugar sin establecerme en un sitio determinado, mi vida era como la de los nómadas y solo en algunas extrañas circunstancias muy remotas me volvía sedentaria para quedarme en la residencia Valentine.

- Pero… - Pose la mirada escarlata en la de ella con temor de preguntar.

- Pero cuéntame tu historia me intriga saber… ¿Cómo fue que te enamoraste de un licántropo? – Eso no se me había quitado ni con siglos pagando las consecuencias por ser curiosa.

- No pretendo ofenderte, solo que… eso es algo que tenemos en común… - La verdad es que si teníamos algo en común, ambas nos robo el corazón una criatura que no es de nuestra misma especie.

Sin poder determinar la causa me fui dejando llevar por las circunstancias y cada momento que pasaba mi cuerpo y mis propios pensamientos se estaba arrinconando en algo que no se puede describir, las tensiones se esfumaron, me sentí tranquila y por muy extraño que parezca me sentí como en mi hogar. Tal vez era la amabilidad que me otorgaba aquella vampiresa y el espectáculo de madurez que me otorgo su hijo que sin saberlo le añadió una valiosa lección a mis ya sumados años de no-vida.

Una cosa que me sorprendió aun mas fue la remota casualidad de que ella nació en Alemania ¡Vaya, el mundo es tan pequeño! Fue la primera frase que se me ocurrió y de cierto modo era verídica ¿Qué lo habría imaginado? Arroje un suspiro de melancolía por estar fuera de mi hogar al miso tiempo en que note como Romina sonreía para ocultar lo que en verdad sentía por recordar aquella nacionalidad.

Escuche con atención cada palabra pronunciada de los labios de la vampiresa, repentinamente sus ojos destellaron cuando recordó a su amado… ¡Me gustaría que los míos brillaran así! Pero eso era imposible pues el dolor que me causaba recordar a mi contraparte era devastador, yo no puedo siquiera mencionar su nombre sin que la maldita mirada se pose gris y turbia, en ocasiones con ira y sed de venganza ¡Pero jamás con amor como la de ella! Me sentí celosa de su mirar, ella aún albergaba una esperanza pues su amado se fue y el simple hecho de tener fe en que regresara es un aliento de vida, algo por lo que seguir aparte de tener un maravilloso hijo.

Definitivamente eran celos los que se encerraban muy dentro de mí, envidia de que si yo volvía a ver a Ezequiel sería para una batalla en donde uno de los dos moriría, sin embargo, en el esperado encuentro de Romina y su amado Lyan un eterno amor los estaría esperando; algo que marco hincapié en la narración fue escuchar que tenía un mellizo esa historia se me hacía familiar pero no tome demasiada importancia y continué imaginando el escenario que fue testigo de su amor, al termino de su impactante historia bajo la mirada y por ende me di cuenta de que le lastimó el hecho de que el padre de su hijo no sepa de su existencia.

Su pregunta me saco de concentración y me quede inmóvil por un instante para después relajarme y responder a su pregunta

- El desafiar las normas establecidas… - Sonreí con elocuencia ya que al ponerlo de esa manera es algo como ir en contra de la naturaleza.

- Tú te enamoraste de un licántropo… eso no es muy común, pero sin duda alguna una de las mejores historias que he escuchado, en cambio yo… ¡Me enamore de un demonio! – La ironía se hizo presente en el tono de mi voz, es conocido que los licántropos tienen un corazón latente y saber amar, lo estúpido es amar a alguien que no tiene corazón.

- ¿Ahora comprendes cuando te digo que tenemos algo en común? Ninguna siguió las reglas… - Me encogí de hombros y sonreí, me estaba causando un poco de gracia analizar mi situación, no lo había planteado así hasta ahora ¿Qué caso tiene amar a un demonio? Entonces allí me di cuenta… Quizá no volvería a sufrir por Ezequiel pero tampoco me negaría al amor como todo este tiempo y el brillo de mi mirada regreso, no por completo pero si lo suficiente para ver la luz al final de la obscuridad.